viernes, 25 de junio de 2010

¡¡SEGUIMOS EN LUCHA!! LAS FEMINISTAS EN RESISTENCIA-HONDURAS. Por Adelay Carías



A mis hermanas feministas de Honduras y de América Latina, por su lucha incansable.
A Javi, sol de mis ojos.

Un golpe que nos hace nacer: las feministas en Resistencia

Recuerdo como si fuera ayer el día del golpe de estado. Yo estaba en mi casa, y un sonido extraño, como de cuchillos rasgando el cielo me despertó. Yo nací en época de dictaduras y golpes de estado (en 1975), pero no recuerdo las historias que me cuentan sobre los días en que el país amanecía militarizado, y se anunciaba en cadenas de televisión y radio que los militares tomaban (nuevamente) el poder. A pesar de eso, sentí un miedo enorme y sordo cuando vi aviones de guerra que surcaban el cielo. Sin duda, hay una memoria histórica, colectiva, subterránea, que va mas allá de lo que hemos vivido.

Inmediatamente, prendí la televisión para ver noticias, para saber qué es lo que estaba pasando. Vi imágenes que no podía creer… la casa presidencial tomada por el ejército, la noticia de que habían secuestrado a Mel Zelaya y lo habían llevado a Costa Rica, y que Micheltti, el entonces presidente del Congreso Nacional, había asumido la presidencia. Quince minutos después cortaron la luz y fue imposible tener más noticias. Sin saber qué hacer, llamé a mis compañeras feministas, preguntándoles: ¿Qué hacemos?

Mel Zelaya no era para mí, como para muchas de nosotras, “santo de mi devoción”. Los periódicos de mayor circulación en el país se habían encargado de “informarnos” sobre la corrupción y el desorden político de su gobierno, sobre sus supuestos nexos con el narcotráfico; pero habían manipulado maliciosamente todas las noticias sobre las ventajas que trajo para Honduras la adhesión al ALBA en el 2008, que permitió la entrada de recursos financieros al país a través de préstamos y donaciones y una rebaja sustancial al precio de los combustibles; el aumento del 60% del salario mínimo, que hasta entonces, era uno de los bajos de Centroamérica ; y otras acciones que realizó a favor de las grandes mayorías empobrecidas del país, pero lo pusieron en contra de los grandes dinosaurios, de los ricos del país. Es en este momento cuando el proyecto de la Cuarta Urna es presentado formalmente por Mel Zelaya.

Algunas organizaciones del movimiento feminista y de mujeres decidieron apoyar esta propuesta. Aunque en un principio había mucho recelo a la Cuarta Urna, Mel logró cada vez más apoyo de los movimientos sociales, que vieron en este proyecto una oportunidad histórica para el reconocimiento de sus demandas. En eso estábamos, cuando en abril del 2009 grupos fundamentalistas religiosos logran que el Congreso Nacional aprobara una ley para prohibir el uso y distribución de las Pastillas Anticonceptivas de Emergencia o PAE, legales en el país desde 1992. En ese momento, las feministas hicimos un pacto político con Mel Zelaya, y logramos que el 19 de mayo de ese año, Zelaya vetara este proyecto de ley. El segundo día después del golpe de estado, se aprobó una ley para prohibir el uso y distribución de las Pastillas Anticonceptivas de Emergencia o PAE.

Pero más allá de todo esto, el peligro inminente que representaba la presencia militar en las calles y en la casa presidencial, y el darnos cuenta que estábamos regresando a la época de los golpes de estado, nos hizo que desde el 28 de junio, las feministas nos fuéramos desde tempranas horas de la mañana a la casa presidencial. Allí nos encontramos todas, con nuestros rostros expresando sorpresa e indignación. Recuerdo que ese día una de las compañeras llevó un cartel que decía “Feministas en Resistencia contra el golpe”. Esa fue la primera vez que nos nombramos. Allí nacimos, en medio del humo de las llantas quemadas, de las balas que dispararon desde el primer día.

Desde los primeros días del golpe de estado, organizaciones feministas y del movimiento amplio de mujeres nos reunimos para analizar la situación del país y para planificar las acciones a futuro. Por primera vez en mucho tiempo logramos sentarnos a conversar, a discutir viejos temas relegados en nuestra agenda. Casi siempre después de las marchas nos reuníamos, algunas veces llegamos eufóricas, alegres, con la energía y la fuerza que te da estar en las calles; otras veces llegábamos asustadas, oliendo a humo y a bombas lacrimógenas, con el miedo pintado en nuestros rostros. Ese espacio fue un lugar para consolarnos, para abrazarnos, para acompañarnos, pero también fue un lugar de reflexión política y de análisis de la situación del país. Puedo decir que las feministas fuimos quizás de los primeros movimientos sociales que tratamos de reflexionar sobre lo que estaba pasando, que intentamos producir un conocimiento colectivo basado en las experiencias de las demás, y en las opiniones y energía de las más jóvenes. En todo este proceso fuimos acompañadas por compañeras de Centroamérica, de Sudamérica y Norteamérica, que casi desde los primeros días del golpe de estado se unieron a nuestra causa.

Qué hemos hecho

En un primer momento, la necesidad urgente e inmediata de luchar contra los militares, de detener la represión y de exigir el regreso al orden constitucional fue lo que nos motivó y nos guió para sumarnos a esta lucha. Pero desde el principio, también entendimos que era el momento para posicionar nuestras demandas, para ampliar los límites de nuestro proyecto feminista. En las calles, se podía ver nuestras mantas de colores pintadas con nuestros sueños, con mariposas, mujeres, flores. Las paredes de Tegucigalpa y de otras ciudades se empezaron a llenar con nuestros grafitis. Nuestras consignas “Ni golpe de estado ni golpe a las mujeres”, “Si hay opresión, habrá revolución”, “Alto al femicidio”, “Ni botas ni sotana contra las lesbianas”, “Saca tu rosario de mis ovarios”, se escuchaban en las marchas, mientras caminamos a la par del pueblo de Honduras exigiendo paz, libertad, igualdad, democracia, justicia.

Es innegable que nuestras propuestas han generado rechazo dentro de la Resistencia. En Honduras, al igual que pasó en muchos países de Latinoamérica, el movimiento feminista surge a mediados de la década de los ochentas de una ruptura dolorosa y radical con la izquierda y con otros movimientos sociales . El feminismo, con su propuesta emancipatoria, trata de cambiar las relaciones de poder entre los géneros, lo que implica –y ésta es causa de la separación del feminismo de otros movimientos sociales-, la pérdida de poder económico y político para los hombres. Los prejuicios y las prácticas machistas y misóginas de los hombres de La Resistencia (sobre todo de los de mayor edad) han estado presentes. Al igual que pasó en la década de los setentas y ochentas, se nos empezó a decir que debíamos dejar “para después” nuestras demandas, y enfocarnos lo que era más importante en ese momento: luchar contra los militares y la dictadura.

Esta ha sido la postura predominante en los movimientos sociales mixtos, pero también en el movimiento amplio de mujeres, que reproducen las prácticas y los discursos de estos movimientos. Se nos ha acusado desde siempre que hemos dejado de lado o hemos abordado de manera tangencial las demandas del movimiento de mujeres, como las relacionadas con los derechos económicos, el derecho a la tierra, trabajo, vivienda, recursos, etc. Sumado a este hecho, las pugnas por el poder, las relaciones verticales y prácticas asistencialistas que hemos establecido como norma entre las feministas y las “demás” mujeres organizadas no nos han permitido construir alianzas y un proyecto político conjunto, fortalecernos unas a otras, aprender entre nosotras.

Esto ha traído como consecuencia que nos hayamos ido alejando del movimiento amplio de mujeres. Es cierto que el feminismo, por el carácter mismo de sus demandas, no pretende ser un movimiento de masas, esto nunca ha sido parte de nuestras preocupaciones. Pero nuestra presencia en las calles, nuestro grito omnipresente por la igualdad y equidad para las mujeres, también ha permeado sus corazones y sus luchas.

Pero nosotras desde el principio dejamos muy claro que nuestras demandas eran innegociables, porque eran impostergables e igual de importantes que las otras. Esta ha sido una de las consecuencias del golpe de estado en nosotras. Hemos radicalizado nuestro discurso y nuestras prácticas, hemos perdido el miedo. Si antes pensábamos que algunas de nuestras propuestas, sobre todo las relacionadas con los derechos sexuales y reproductivos debían ser tratadas y posicionadas con cuidado y cautela, por el rechazo que generan tanto en la sociedad como en el estado, con el golpe esto cambió. Nos dimos cuenta que no podíamos esperar más, que era el momento de luchar por todo por lo que creíamos.

Estamos en un momento clave en la historia de nuestro movimiento feminista. Es el momento de romper las viejas barreras, buscar nuevas formas de comunicación más constructivas e igualitarias, y de ampliar las posibilidades de nuestro proyecto feminista. Sabemos que vamos a encontrar resistencias dentro de La Resistencia, pero es un momento en el que toda Honduras está cambiando, en el que tenemos que aprovechar la coyuntura y las oportunidades que se nos presentan.

Este diálogo debe abrirse también a feministas y movimientos sociales de otros países. Esto nos ha llevado a la necesidad de vernos y analizaros en un contexto más amplio, de historizar nuestra experiencia y trabajo dentro de los cambios globales y de las tendencias políticas más recientes. El golpe de estado nos sacudió, nos hizo repensarnos, redireccionar nuestro trabajo. Nos hizo ver hacia la América completa, hacia lo que estaba sucediendo en otros países.

Otro de nuestros trabajos fundamentales desde el golpe de estado ha sido recabar información sobre las violaciones a los derechos humanos de las personas en el contexto de la represión desatada por el golpe de estado, sobre todo de las mujeres.

Los informes de distintas organizaciones defensoras de Derechos Humanos apuntan que la represión ha tenido como saldo más de 86 personas asesinadas , aunque se estima que esta cifra puede ser mucho más alta. Entre 4,000 y 6,000 personas han sido detenidas ilegalmente después de las manifestaciones o durante los toques de queda. Al menos 222 personas de La Resistencia tienen o han tenido juicios políticos, acusadas por delitos como terrorismo, sedición, daños a la propiedad. Miles de personas han sufrido amenazas, hostigamiento y persecución . Muchas juezas y jueces han sido perseguidos y hasta separados de sus cargos por aplicar de forma debida leyes, como el despido en mayo de este año 3 jueces, una magistrada y un defensor público del Poder Judicial. La libertad de expresión también ha sido violentada durante el golpe de estado, mediante la extrema violencia empleada por los cuerpos militares y policiales en las manifestaciones, que ha dejado como saldo miles de personas heridas durante o después de las manifestaciones; el asesinato de periodistas de la oposición; y la interrupción o cierre de los programas radiales de La Resistencia.

En el informe “Violaciones a los Derechos Humanos de las Mujeres después del Golpe de Estado en Honduras”, denunciamos que 7 mujeres de La resistencia han sido asesinadas con visos políticos, y que 20 personas de la comunidad LGTTB han sido asesinadas en el marco de los toques de queda, que eran decretos del gobierno donde se prohibía la libertad de circulación y de manifestación, entre otros derechos . La inseguridad que se ha generado después del golpe de estado también se tradujo en un aumento de los femicidios en el país, ya que en el 2009, se produjeron 212 casos de femicidio, más que los años anteriores .

La represión contra las mujeres tiene la característica que va dirigido directamente hacia nuestro cuerpo sexuado, en una clara muestra del desprecio de esta sociedad al cuerpo y a la integridad de las mujeres. También, hemos podido comprobar que a medida que las mujeres hemos ido teniendo más visibilidad en la resistencia y en las manifestaciones, se ha incrementado la violencia policial contra nosotras, como si nos castigaran por ser mujeres y ejercer nuestro derecho a protestar. Sin duda, la violencia desatada contra las mujeres es expresión de odio misógino hacia las mujeres, que en contextos de guerra como el que se está viviendo, hacen del cuerpo de las mujeres un campo de batalla. Al menos 12 mujeres de La Resistencia han sido víctimas de violaciones sexuales cometidas por uno o más agentes de la policía o los cuerpos militares. 2 de cada 10 mujeres denuncian haber recibido agresiones sexuales durante o después de las manifestaciones .

Logramos presentar este informe en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en noviembre del 2009, lo que permitió que se conociera en el ámbito internacional la situación específica de violaciones a los derechos humanos que se están cometiendo en el país contra las mujeres. Además, hemos elaborado y difundido boletines sobre la situación del país y de las mujeres después del golpe; y comunicados y denuncias internacionales.

Las feministas también participamos en instancias de defensa y denuncia de los derechos humanos, como el Frente de Abogados Contra el Golpe de Estado y la Plataforma de Derechos Humanos de Honduras, desde las cuales se han documentado y presentado denuncias ante la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía, aunque estas instituciones han sido cómplices de las violaciones a nuestros derechos y de la impunidad que prevalece en Honduras. Hasta el 25 de noviembre, en coordinación con otras instituciones, hemos presentado 42 denuncias ante la Fiscalía por distintas violaciones a los derechos humanos; 43 recursos de amparo, 26 recursos de habeas corpus, y 10 recursos de inconstitucionalidad. Hasta el momento a estos recursos no se les ha dado el curso legal correspondiente (no son recibidos o no se ha realizado ninguna diligencia investigativa), lo que deja ver la completa indefensión en la que se encuentran las personas que han sufrido violaciones a sus derechos humanos. En contraste, hemos visto como el sistema de justicia actúa con una diligencia inusual para aprobar amnistías, leyes y decretos a los perpetradores del golpe.

Tengo que admitir que para muchas y muchos de nosotros, las palabras “derechos humanos” tienen ahora otro significado. Antes del golpe, de alguna manera identificábamos este concepto con la postura tibia de algunos organismos internacionales; que muchas veces se han limitado a incluirlo en sus discursos, pero en la práctica no hacen esfuerzos concretos frente a los gobiernos para reclamar su respeto y cumplimiento. Pero estos días de tanta obscuridad y zozobra, han sido nuestra herramienta de trabajo, forman parte de un lenguaje común que nos ha ayudado a trascender fronteras, que ha permitido que lo que ha sucedido en Honduras se conozca en todo el mundo.

Desde el golpe, las palabras democracia y ciudadanía tienen otros significados. Si bien la consecución de una ciudadanía plena, activa y reivindicativa para las mujeres ha sido siempre parte de nuestras reivindicaciones, la historia que arrastramos de violencia política, golpes de estado y militarismo (a todo lo largo del siglo XX Honduras vivió 7 golpes de estado y más de 40 años de dictaduras militares), hizo que muchas nos contentáramos con la democracia que teníamos, con tener elecciones más o menos libres cada cuatro años, con haber logrado la aprobación de una ley donde se garantiza un 30% de la participación de las mujeres en los cargos de elección popular. Estábamos consientes de las limitaciones de nuestra democracia y de nuestro sistema político, pero de alguna manera, esa era la medida de nuestras aspiraciones. Pero esto también cambió después del golpe de estado.

Ahora nos queda claro que tenemos una clase política y empresarial, apoyada por las derechas y los grupos de poder de todo el continente, que va a impedir a toda costa que se realicen cambios sociales que transformen las estructuras sociales y de poder que determinan que Honduras siga siendo uno de los países más pobres del continente. Todo lo sucedido nos hizo ver la fragilidad de nuestra democracia, la necesidad de trabajar de forma más activa por un nuevo de sistema político donde los movimientos sociales tengan voz y voto, representación y cuotas de poder.

Que es lo que queremos…

Aunque dentro de La Resistencia tenemos claridad en cuanto a nuestros objetivos, todavía quedan muchas preguntas pendientes. ¿Cómo vamos a lograr detener los asesinatos y las violaciones a los derechos humanos? ¿Cómo logramos que este movimiento, nacido en la espontaneidad de la lucha se mantenga? ¿Cómo logramos una mayor cohesión y unidad dentro del Frente Nacional de Resistencia Popular, que es el nombre de la plataforma que surgió después del golpe, que aglutina a todos estos movimientos y organizaciones?

Teniendo en cuenta las condiciones actuales es difícil tratar de dar pautas acerca del futuro del país, dado que continúa la represión y el terrorismo de estado. Según uno de los últimos informes publicados en el país, desde que Pepe Lobo asumió el poder se han denunciado 707 casos de violaciones a los derechos humanos, 53 detenciones ilegales, y 23 barrios y colonias considerados como de La Resistencia han sido objetos de cateo por fuerzas de seguridad . 28 personas de la resistencia han sido asesinadas en 4 meses de gobierno . Las y los líderes de La resistencia continúan siendo objeto de amenazas y atentados, por lo que muchas personas han tenido que cambiar de ciudad o de país para salvar sus vidas.

De momento, las estrategias de La Resistencia apuntan a fortalecer este movimiento, y a la realización de una Asamblea Nacional Constituyente, de donde salgan las propuestas de construcción de un nuevo estado y de nuevas formas de participación política y construcción ciudadana más incluyentes y representativas.

En este proceso, las feministas estamos luchando por la reforma de los artículos constitucionales y de los textos de otras leyes y códigos, para que se incluya el principio de igualdad y de equidad entre los géneros como la base ética y política fundamental del estado de derecho. Luchamos por la refundación del estado, por la abolición del ejército, por un estado laico, por la transformación de las estructuras estatales y los poderes públicos, por la refundación del Instituto Nacional de la Mujer, que después de golpe se ha aliado con los sectores más conservadores del país, lo que ha provocado un franco retrocesos a nuestros derechos humanos. Peleamos por nuevas formas de participación política, donde las mujeres tengamos acceso a los puestos públicos, y seamos parte de los procesos políticos de transformación del país. Exigimos que los presupuestos del estado sean articulados desde la perspectiva de género, de manera que todos los programas y proyectos contemplen recursos equitativos para las mujeres.

El reconocimiento y libre ejercicio de los demás derechos sexuales y derechos reproductivos de las mujeres se han convertido, hoy más que nunca, en el centro de nuestras luchas. Proponemos y luchamos por el derecho a la elección libre y voluntaria de la maternidad, a la interrupción legal del embarazo; la diversidad sexual, y la derogación de las leyes que prohíben el uso y distribución de las Pastillas Anticonceptivas de Emergencia. Exigimos al estado la obligatoriedad del estado de impulsar reformas en la currícula educativa y en los planes de estudio de las escuelas, colegios y universidad encaminadas a instituir la educación en derechos humanos de las mujeres, sobre todo, en lo relacionado con el derecho a la vida no violenta y a los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las mujeres.

Decimos ¡no más! a la violencia contra las mujeres. Exigimos que en el nuevo estado que queremos, se implementen políticas públicas y programas estatales que tomen medidas contundentes y efectivas para parar los femicidios, para sancionar como se debe la violencia contra las mujeres en todas sus manifestaciones.

Estas son nuestras luchas. Las mujeres somos estrellas luminosas y ardientes cuando olemos opresión, como dice Blanca Guifarro, poetisa hondureña. Las Feministas en Resistencia nacimos el 28 de junio, día del nefasto golpe de estado. Hemos estado día tras día en las calles marchando con todo el pueblo hondureño, que dijo NO MAS a las injusticias cometidas. Sabemos que el camino que nos queda es largo, que nos falta todavía mucho por recorrer y luchar, pero nos guía la convicción de la búsqueda de la justicia, de que podemos construir un mundo diferente, una matria diferente, donde las mujeres tengamos el lugar que nos corresponde.

jueves, 24 de junio de 2010

Las Feministas en Resistencia a un año del golpe de Estado

Denunciamos que, tras el golpe militar del 28 de junio/09, las gravísimas violaciones a los derechos de las/os ciudadanas/os desatados por las fuerzas represivas del Estado de Honduras en contra del pueblo organizado en el Frente Nacional de Resistencia Popular no han cesado, antes bien se agravan con el paso del tiempo. Las Feministas en Resistencia, denunciamos ante la comunidad nacional e internacional:

1. Con el golpe de Estado los femicidios y la violencia contra las mujeres han sufrido una escalada preocupante y ante la cual el gobierno de Porfirio Lobo Sosa, continuador del golpe, no ha tomado medidas encaminadas a la investigación de los hechos y en consecuencia, los mismos se mantienen en la total impunidad.

2. La escalada en contra de la libertad de expresión es tal que en menos de tres meses han sido asesinados 9 comunicadores y se mantienen varios en el exilio. Hasta hoy ninguno de estos crímenes han sido esclarecidos y los responsables no han sido castigados.

3. El desgaste en la legitimidad de las instituciones se ha puesto en evidencia cuando al menos diez magistrados de la Corte Suprema de Justicia, CSJ, participaron en despido de cinco jueces de los Juzgados y Tribunales sampedranos por el hecho de mantener una posición crítica sobre la ruptura del orden de derecho.

4. El asesinato, la persecución, detención arbitraria y la realización de juicios carentes de legitimidad en contra de varios campesinos del Bajo Aguán.

5. Ante los brutales hechos del 28-J el gobierno de Porfirio Lobo ha organizado una Comisión de la Verdad cuya legitimidad ha sido cuestionada pues responde a intereses eminentemente oficialistas.

Por tanto, demandamos:

1. De todas las organizaciones de mujeres de Honduras y del mundo unirse a nuestras voces que, a un año del golpe de Estado, exigen respeto a la vida condenando los femicidios y la violencia en contra de las mujeres de nuestro país

2. Su firme y contundente solidaridad con la lucha de las/os hondureñas/os en la defensa de sus derechos y por la reconstrucción del Estado de derecho respetuoso de los derechos humanos rechazando el asesinato, detención y tortura de las/os hondureñas/os que se manifiestan en contra del golpe militar.

3. Apoyo solidario a la Comisión de Verdad, comisión alternativa estructurada con la finalidad de esclarecer los hechos, reconocer y castigar las violaciones de los derechos humanos de la que ha sido víctima el pueblo hondureño.

4. Contundencia de sus referidas estructuras organizativas para que contribuyan a lograr el cese de la represión que vive el pueblo hondureño desde el golpe militar del 28-J por su lucha pacífica a favor de la restauración de la democracia.


¡Por la libertad y el respeto a la vida del pueblo en resistencia¡

¡Ni golpes de Estado ni golpes a las mujeres!

28 de junio de 2010

miércoles, 23 de junio de 2010

A un año del Golpe de Estado político militar en Honduras. El impacto en la vida de las mujeres

Regiones - Temas - Programa de AWID - Tipo de contenido
Aún recordamos cómo con estupor, bronca y dolor nos enteramos hace casi un año del Golpe de Estado en Honduras. De la incredulidad se pasó a la certeza cuando se empezaron a recibir los primeros mensajes de las compañeras feministas hondureñas. Ellas lo confirmaban y a la vez ya estaban resistiendo, ellas estaban empezando el contra golpe para hacer saber al mundo lo que estaba sucediendo.

Conversamos con a la activista hondureña Gilda Rivera perteneciente al Centro de Derechos de Mujeres y también a la coalición Feministas en Resistencia, y le pedimos que nos diera un panorama de cómo es la situación a casi un año del Golpe y cómo el mismo impacta en la vida de las mujeres de este país centroamericano.

Por Gabriela De Cicco

Lo que fue hace un año atrás

El próximo 28 de junio de 2010 hará un año del golpe de Estado político militar perpetrado en contra del gobierno de Manuel Zelaya por los grupos de poder de Honduras, las fuerzas armadas, la cúpula de las iglesias y los dueños y representantes de los principales medios de comunicación.
Como nos ha dicho Gilda Rivera “este hecho violento evidenció que las élites dominantes hondureñas y sus aliados internacionales –las ultraderechas latinoamericanas y estadounidenses, entre otros- no están dispuestas a aceptar las más mínimas transformaciones que permitan una mejoría en las condiciones de vida de la mayoría de la población especialmente de la históricamente excluida”.

Gilda continúa: “apenas se supo del golpe de Estado, miles de personas se reunieron frente a la Casa Presidencial exigiendo el regreso inmediato del presidente Zelaya, el cese de la violencia y represión, el castigo a los responsables y la condena de la comunidad internacional a este atropello y agresión entendiendo que lo que se estaba viviendo en Honduras era apenas el principio de lo que podría ser una larga serie de agresiones a los nuevos procesos democráticos latinoamericanos”.

El avance a estampidas de la derecha en muchos países de la región agitaron algunos fantasmas, pero más allá de los fantasmas, esto ya estaba pasando en uno de nuestros países.

Desde el día del golpe y por más de 180 días, cientos y cientos de hombres y mujeres de diferentes edades, diferentes niveles económicos y sociales, con opciones políticas y sexuales diversas, se movilizaron, realizaron actos de resistencia, de denuncia, enfrentando a las fuerzas de la dictadura político militar instalada en el Estado, que no dudó en utilizar todas sus armas y violencia en contra de esta población en resistencia. “Esto ha significado, nos dice Gilda, cientos de personas torturadas, perseguidas y encarceladas, asesinatos políticos, violaciones sexuales contra mujeres, criminalización de la protesta social, entre otras violaciones a los derechos humanos”.

Como señalamos más arriba, las primeras comunicaciones más directas las fuimos recibiendo de compañeras feministas y es que justamente una de las poblaciones que desde el primer momento se destacó en sus acciones de resistencia, resistiendo con sus voces, sus cuerpos y su pensamiento crítico, fueron las mujeres, entre ellas muchas feministas. De esa resistencia surgió la coalición “Feministas en Resistencia” integrada por “mujeres jóvenes, maduras, ancianas, negras, indígenas, mestizas, blancas, mujeres habladoras y silenciosas, campesinas, obreras, estudiantes, intelectuales. Mujeres que caminan y resisten. Nosotras que hemos llorado y reído en esta propuesta de construcción de la Matria: Honduras, como le llamamos” (Tomado del calendario 2010, “Mujeres y Feministas en Resistencia”).

Según nos acota Gilda: “esta población, mujeres y hombres, se encuentra articulada en el Frente Nacional de Resistencia Popular que hoy está demandando la refundación del Estado hondureño y la construcción de una democracia participativa, exigiendo la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que permita el surgimiento de un nuevo pacto social para todas y todos los hondureños”.

AWID: Ha casi un año del golpe y por los procesos vividos en Honduras, de lo que menos se puede hablar es de una verdadera democracia ¿verdad?

Gilda Rivera: A fines de noviembre la dictadura político militar concretiza la farsa de elecciones “democráticas”, como un intento de “lavar” el golpe de Estado, en un contexto de terror como resultado de la represión, la militarización, los toques de queda, allanamientos de moradas y de oficinas, arrestos y un decreto de emergencia que suspendió las garantías constitucionales de la población del país durante más de un mes, y con la renuncia masiva de candidatos y candidatas de diferentes partidos a puestos de elección y además sin observadores internacionales imparciales y acreditados de Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos.

En enero de 2010 tomó posesión un “nuevo” gobierno, liderado por Porfirio Lobo Sosa, cuestionado en su legitimidad de origen y que asume el discurso de la “reconciliación” pero sin reconocer el golpe de Estado y la necesidad de deducir responsabilidades e impartir justicia frente a lo acontecido en el país. Simulando un gobierno de integración, Lobo Sosa, ha distribuido cargos en el Estado a representantes de los distintos partidos políticos que en su mayoría fueron partícipes del golpe de Estado. Además, ha colocado en cargos públicos estratégicos, como las comunicaciones del Estado, a la cúpula militar que encabezó las acciones violentas contra el presidente Zelaya y contra la población hondureña, lo que constituye un grave retroceso democrático ya que ha fortalecido los niveles de militarización del país.

Presionado por el aislamiento nacional e internacional que hereda del régimen de facto, necesitando los recursos de los organismos y de la cooperación internacional ya que además recibe las arcas del Estado completamente vacías, Lobo Sosa trata de impulsar diversas acciones, algunas de las cuales son parte de los acuerdos internacionales que se alcanzaron entre los representantes de Zelaya y el régimen de facto, como un intento de la comunidad internacional para que Honduras avanzara en la solución a la crisis política generada con el golpe de Estado.

En ese marco se decreta una amnistía política, que no era parte de los acuerdos suscritos y que además solo ha beneficiado a los militares implicados en el golpe de Estado. Se crea unilateralmente una Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional que no ha escuchado ni ha tomado en cuenta la voz de las víctimas de esta triste etapa de la historia de Honduras y que además está integrada por algunas personas que no solo no condenaron el rompimiento constitucional sino que lo avalaron y lo justificaron.

AWID: ¿Podrías decirnos acerca cuál es la situación de los derechos humanos en Honduras?

Gilda Rivera: En los últimos meses se ha producido un mayor resquebrajamiento en el respeto a los derechos humanos, aumentando aceleradamente las violaciones graves, sistemáticas y selectivas.

En su informe de junio de 2010, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, expresa que durante la visita realizada en mayo de 2010, constató que continúan las violaciones a los derechos humanos en el contexto del golpe de Estado, recibiendo información sobre el asesinato de varias personas, entre ellas periodistas (9 desde enero a la fecha de este artículo) y defensores y defensoras de derechos humanos; amenazas y hostigamientos contra defensoras y defensores de derechos humanos, periodistas, comunicadores sociales, maestros, sindicalistas y miembros de la Resistencia.

La CIDH considera que las denuncias recibidas podrían responder al mismo patrón de violencia originado en el contexto del golpe de Estado. Pero además, constata la continua impunidad por las violaciones a los derechos humanos, impunidad facilitada por las decisiones de la Corte Suprema de Justicia debilitando el estado de derecho. Entre estas acciones de la Corte de Justicia está el sobreseimiento definitivo a los militares acusados de participar en el golpe y el despido de tres (3) jueces y una (1) magistrada que asumieron una postura crítica y de denuncia del golpe de estado.

AWID: ¿Cómo ha impactado el golpe de estado sobre el cuerpo y los derechos humanos de las mujeres?

Gilda Rivera: El impacto del golpe de estado y la continuación del mismo a través de un régimen supuestamente democrático ha significado un evidente retroceso en la institucionalidad formal alcanzada como parte de esa apuesta de construcción de una democracia, especialmente en lo relacionado al respeto y ejercicio de los derechos humanos de las mujeres.

El cuerpo de las mujeres se convierte en un campo de batalla, en un botín de guerra. El uso de la violación y otras agresiones sexuales como armas de guerra es la forma más conocida y brutal en la que los conflictos han marcado de forma indeleble la vida de las mujeres. Los cuerpos de las mujeres son tratados como territorios a conquistar y demostrar poder, los motivos por los cuales las mujeres son violentadas sexualmente son diversos: sembrar terror en las comunidades en resistencia, vengarse de los adversarios, acumular “trofeos de guerra”, demostración del poder y dominio sobre las mujeres.

Hasta fines de octubre de 2009, se habían recibido 10 denuncias de violaciones sexuales cometidas por miembros de los cuerpos represivos del estado. Las organizaciones de derechos humanos han seguido conociendo y atendiendo graves agresiones y violaciones de derechos humanos cometidos contra mujeres, defensoras de derechos humanos y activistas de la resistencia popular. Hay acciones permanentes de persecución política, amenazas de muerte, intentos de secuestros, atentados con disparos, intervención de las llamadas telefónicas, entre otras acciones, contra activistas mujeres.
Otro de los grandes retrocesos que enfrentan las mujeres a partir del golpe de Estado es el debilitamiento de la institucionalidad formal que se había alcanzado como resultado de las acciones de presión e incidencia del movimiento de mujeres y feministas y de los compromisos internacionales asumidos por los distintos gobiernos. Para el caso, durante el régimen de facto la dirección del Instituto Nacional de la Mujer, INAM, fue asumida por una mujer que lo utilizó para fortalecer el golpe de Estado e impulsar acciones en contra de las mujeres y de las feministas. Actualmente se tiene una nueva Ministra del INAM que está respondiendo fundamentalmente a los intereses de su partido político y con la cual el movimiento feminista no tiene ninguna relación.

Además, se dan retrocesos legales como la prohibición del uso y distribución de las Pastillas Anticonceptivas de Emergencia, mediante acuerdo ejecutivo de la Secretaría de Salud en el marco del régimen de facto bajo el argumento de que son abortivas. La CIDH en su último informe retoma este acuerdo ejecutivo expresando su preocupación sobre las implicaciones del mismo en la vida de las mujeres.

Por otra parte, se ha fortalecido la desconfianza de las mujeres en el sistema de administración de justicia ya que ha sido evidente la parcialización del mismo con los responsables del golpe de Estado, además las mujeres reconocen el papel de la policía que se ha dedicado a reprimir a la población.

AWID: ¿Qué podrías decir acerca de cómo ha efectado a los derechos de la comunidad LGTBI?

Gilda Rivera: La Organización Cattrachas reporta que 18 miembros de esa comunidad principalmente trans femeninas y hombres homosexuales han sido asesinados a raíz del Golpe de Estado. Algunos de estos casos han tenido claras vinculaciones políticas como el del activista de los derechos humanos de la diversidad sexual Walter Trochez.

AWID: Desde que se supo acerca del Golpe hubo un fuerte apoyo desde organizaciones y grupos de mujeres de la región. ¿podrías reflexionar un poco acerca de esa solidaridad a nivel internacional?

Gilda Rivera: La solidaridad internacional ha sido vital para que el golpe de Estado y la violación a los derechos humanos de la población sea parte de la agenda de organismos como la CIDH y las Naciones Unidas y para que el gobierno de Pepe Lobo no haya sido reconocido plenamente por diversos países latinoamericanos hasta que no asuma compromisos claros con el respeto a los derechos humanos de la población y el castigo a los responsables del golpe de estado.

Las FeR hemos contado con una gran solidaridad y acompañamiento de feministas y organizaciones de mujeres de todo el mundo especialmente las latinoamericanas. Las feministas sabemos que estas acciones militares no solo reducen la democracia formal sino que hay un impacto específico de empeoramiento de la situación y condición de vida de las mujeres. Es por eso que fortalecer la articulación con el movimiento feminista latinoamericano es una necesidad urgente a atender. Honduras es solo la continuidad de las agresiones de las ultraderechas transnacionalizada y los fundamentalismos.
Las feministas latinoamericanas tenemos la gran responsabilidad de contribuir a crear una nueva lógica de relacionamiento social, una nueva lógica basada en la dignidad humana, en la justicia social y en el respeto a todas y todos.

AWID: ¿Cuáles son para las Feministas en Resistencia los retos y las perspectivas a corto y mediano plazo?

Gilda Rivera: Para las Feministas en Resistencia (FeR) el nuevo contexto nacional se presenta complejo, difícil y con múltiples desafíos e interrogantes.
Por una parte, al no darle legitimidad y no reconocer al gobierno de Pepe Lobo, el margen de actuación frente al Estado de las FeR es muy limitado. Los retrocesos en el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres son muy sensibles, sin embargo se puede seguir retrocediendo y perdiendo mucho más. Surge la interrogante ¿cómo enfrentamos los retrocesos y qué hacer para no seguir retrocediendo mucho más? ¿Cómo emplazamos a este gobierno si no lo reconocemos?

Por otra parte, los grupos fundamentalistas religiosos y de otros tipos se han posicionado en las instancias del Estado y hoy se muestran decididos a impulsar cualquier acción que les permita controlar la vida y el cuerpo de las mujeres. Sus mensajes no son nuevos, sin embargo, en un contexto donde la institucionalidad no existe o se encuentra resquebrajada es mucho más fácil actuar en contra de los derechos humanos de las mujeres aún aquellos parte de las leyes nacionales y de los compromisos asumidos por el Estado hondureño.

Estos grupos amparados en las iglesias, en el Congreso Nacional, en las instituciones del Estado, con mensajes “pro-familia”, por “la democracia” y por “la paz”, tienen identificadas a las feministas y a sus organizaciones que han estado al frente de estas luchas y sus ataques pueden ser letales.
La violencia y la militarización de la sociedad hondureña es un terreno propicio para cualquier violación a los derechos humanos de las mujeres incluyendo el derecho a vivir.

El Frente Nacional de Resistencia Nacional surge como el espacio aglutinador de ese descontento social, sin embargo, su capacidad organizativa, de visión y construcción de un proceso político transformador a mediano y largo plazo es todavía limitada. Aunque discursos como el respeto a la diversidad sexual o el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y a una vida libre de violencia tienen más espacio en esta instancia, no se ha logrado cambiar pensamientos y prácticas hegemónicas patriarcales y androcéntricas.

Sin embargo, pese a los retrocesos y el dolor que provoca lo vivido en los últimos meses, también se han abierto oportunidades escasamente experimentadas en el contexto hondureño posibilitando el surgimiento de nuevos sujetos y sujetas políticas, que hoy están demandando cambios profundos que permitan disminuir y eliminar desigualdades, opresiones, exclusiones y discriminaciones históricas.

Más lecturas:

"Planteamiento de Feministas en Resistencia".

"Honduras: comunicado de Feministas".

"Nunca más a los golpes a la Democracia" por Gabriela De Cicco, 10 de julio de 2009.